El tiempo compartido con las personas mayores y su impacto

Un niño abraza con cariño a su abuela, simbolizando el amor, el acompañamiento y el tiempo compartido con personas mayores.
El tiempo compartido con las personas mayores fortalece el bienestar emocional y crea lazos que enriquecen nuestras vidas.

A veces no nos damos cuenta, pero el paso del tiempo llega para todos. Y con él, una de las etapas más invisibilizadas: la vejez. En nuestra cultura, solemos romantizar mucho la juventud y dejar en segundo plano lo que significa envejecer. Pero, ¿qué pasa con las personas mayores que llegan a esta etapa en soledad? Ese es un tema del que necesitamos hablar con más apertura, con menos miedo y con más empatía, promoviendo el tiempo compartido con las personas mayores como una forma de acompañar y valorar su presencia.

La importancia de acompañar a las personas mayores

Cuando pensamos en bienestar social, hablamos de mucho más que pensiones o servicios de salud, aunque, claro, eso importa un montón. También hablamos de vínculos, de sentir que todavía sos parte de algo más grande, que tus días no pasan desapercibidos.

Muchas personas mayores enfrentan desafíos enormes: hijos que migraron, amistades que se fueron, familias ocupadas con sus propias rutinas, y sociedades que a veces las miran como si fueran invisibles. ¿Te imaginás cómo sería despertar un día tras otro sin tener con quién compartir una conversación, un cafecito, un abrazo? Ese vacío afecta no solo la mente y las emociones, sino también la salud física. La soledad puede enfermar tanto como cualquier otra condición.

Y aquí entra la pregunta incómoda pero necesaria: ¿qué tanto espacio les damos en nuestras vidas a las personas mayores? A veces pensamos que el bienestar es algo que cada quien tiene que construir en soledad, pero lo cierto es que es un trabajo colectivo, donde el tiempo compartido con las personas mayores se convierte en un puente para la conexión y el bienestar.

Pequeños gestos que marcan una gran diferencia

Algunas ideas que podríamos empezar a practicar:

  1. Hacete presente: Una llamada, un mensajito, una visita corta. No subestimés el poder de mostrar interés.
  2. Construí comunidad: Incentivar espacios donde personas mayores puedan juntarse, compartir y sentirse útiles. Talleres, voluntariados, grupos de apoyo.
  3. Escuchá sus historias: Detrás de cada persona mayor hay un mundo de experiencias. Darles ese espacio de escucha es un acto de amor.
  4. Incluilos en decisiones: Desde cosas sencillas como dónde ir a comer hasta decisiones familiares importantes. Sentirse parte es vital.

Si querés conocer más sobre cómo ofrecer apoyo emocional y contención en crisis a las personas mayores, el CONAPAN ofrece su servicio “Línea Dorada” más información AQUI.

Bienestar y comunidad: el valor de construir lazos intergeneracionales

El bienestar en la vejez no debería ser una responsabilidad social. Debería ser parte de nuestro ADN emocional. Y si lo pensamos bien, también es un espejo de cómo queremos que nos traten a nosotros cuando llegue ese momento.

Porque al final, la vida no está hecha para transitarla en solitario. Lo que nos sostiene no es solo lo material, sino esa línea interconectada de relaciones que han escrito nuestra historia y nos hacen sentir que dejamos una huella en esa gran biblioteca de la humanidad . Y eso, más que un favor, es un tesoro.

Así que la próxima vez que pensés en bienestar, acordate de esas personas mayores que hoy tal vez esperan un poquito de tu tiempo, de tu energía y de tu amor. El tiempo compartido con las personas mayores no solo les brinda compañía, también nos regala aprendizajes y momentos que enriquecen nuestra propia vida.

Porque sí, la vejez puede ser un reto, pero acompañada, puede convertirse en una etapa llena de ternura y sabiduría.

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